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Twitter y la TV: socios inesperados

La llegada masiva de Twitter a la programación televisiva ha significado tanto la creación del término «second screen» (segunda pantalla), como la asociación inesperada entre un medio tan nuevo y otro tan establecido.

Mediante el uso de miles de hashtags al día, la TV ha logrado que Twitter sea la más usada de las aplicaciones de segunda pantalla, haciendo de canal retroactivo-interactivo para los televidentes y productores de programación televisiva.

A la vez, Twitter, un supuesto némesis de los viejos medios, ha logrado acomodarse en un lugar sumamente poderoso, al ser el intermediario entre el emisor y el receptor, a los efectos de que puedan hablarse mutuamente en tiempo real.
Sumado a esto, aparece la disruptiva función de los Trending Topics, que amplifican (a veces, enormemente) la llegada de cierta noticia puntual que haya obtenido un lugar en ese ranking inmediato.
Los verdaderos efectos de todo esto pueden tranquilamente calificarse de caóticos, ya que no es posible predecir qué causarán, cómo afectarán a aquellos involucrados, ni qué puede esperarse a futuro.

Es de esperar que Twitter haga movidas estratégicas para monetizar mejor este creciente poder que tiene respecto de la TV, ya que su presencia realmente tiene efectos notables sobre la comercialización de la programación.

Los Social Media son Marketing, Comunicación y PR

Los Social Media están borrando las fronteras entre la comunicación, el marketing tradicional, y las PR. La dinámica y alcance de los medios sociales está haciendo que estas disciplinas se solapen en una medida cada vez mayor, incluso en contra de la voluntad de los profesionales de cada industria.

El cliente no está interesado en saber de dónde sale la información que busca, sino en poder conseguirla fácil y rápidamente. Integrar estas disciplinas para poder brindarle al cliente lo que éste busca es un desafío enorme, porque se parte de la base de que, típicamente, son disciplinas que compiten entre sí por lograr ser reconocidos dentro de cada empresa. Hacer que quien antes competía, ahora coopere, es ya una acción difícil de lograr. A esta dificultad, hay que agregarle la relativamente baja comprensión de la complejidad de los Social Media que tienen aquellos que no se dedican puntualmente a esta nueva profesión. Esto no es un tema menor; los Social Media son complejos y complicados, y las áreas que debieran encargarse de ellos no suelen entenderlos. La prueba de esto puede encontrarse en miles de empresas que, al día de hoy, poseen burdas estrategias de comunicación online (o que no poseen estrategias en absoluto).

En un futuro no muy lejano, el marketing, la comunicación y los PR van a ser parte de una disciplina que integre varias áreas, que antes eran consideradas únicas y autónomas.

Si hay conexión entre personas, es una red social

Nadie parece ponerse muy de acuerdo con qué es una red social y qué no. Algunos proponen que solo lo son las plataformas bidireccionales y simétricas, como Facebook. Otros, proponen que cualquiera sea el tipo de conexión entre las personas que usan la plataforma, ya debe considerarse red social, pues hay tanto personas como vínculos entre ellas.
Yo estoy de acuerdo con esta última opción. Una red se forma cuando dos o más nodos se vinculan -de cualquier forma- entre sí. Y cualquier plataforma de Internet donde las personas sean protagonistas es, obligatoriamente, social.

Por lo tanto, sin importar qué nomenclaturas agregadas se hayan creado para categorizar mejor las plataformas online donde la gente puede conectarse, se trata de redes sociales.

Un error de ortografía es un error de marketing

Sorprende ver la enorme cantidad de errores de ortografía y gramática que puede encontrarse día a día en los Social Media. Esto no es muy trascendente cuando los comete la gente normal, o cuando se ven -incluso- en blogs de cualquier naturaleza (hasta este mismo). Pero, cuando sucede en los canales oficiales de empresas y marcas, el tema cambia.
Hay decenas de estudios que comprueban que las faltas de ortografía son automáticamente interpretadas como falta de profesionalismo, falta de confianza en la marca, o pura y simple falta de inversión en personal capacitado. Ninguna de estas reacciones es ni remotamente deseable como respuesta a una acción de marketing o comunicación online.

Solo es necesario leer durante un par de horas un muro de Facebook donde se tengan bastantes marcas comunicando, para comenzar a ver los ejemplos de mala escritura. Acentos y puntuación suelen ser los errores más frecuentes. Con una muy equivocada concepción de que escribir sin corrección es algo «cool» o acertadamente informal, se ven miles de mensajes mal escritos, que solo comunican falta de profesionalismo.

En muchos casos, esta dificultad para comunicar correctamente un mensaje escrito ha terminado en notorias crisis de reputación online para conocidísimas empresas (y otras tantas no muy conocidas). En miles de casos de menor importancia, un error de escritura termina en una catarata de comentarios irónicos, críticos, o donde terminan burlándose de la marca o del Community Manager que escribió el mensaje.

Dejar los Social Media en manos de personas que realmente sepan escribir es uno de los factores clave en una buena estrategia de comunicación online.

Más usuarios en Facebook, pero menos jóvenes

La edad promedio del usuario de Facebook está subiendo, a medida que más gente adulta se une a la red, y más adolescentes y pre adolescentes la abandonan (o ni llegan a registrarse en ella).

Hay variados motivos bastante confirmados de por qué está pasando este fenómeno, pero el principal es que un gran porcentaje de los adolescentes no quiere que sus padres participen de la actividad online que tienen junto a sus amigos. La pérdida de privacidad es un factor determinante para que los más jóvenes no se sientan cómodos en Facebook. Y distintas generaciones entienden de diferente manera los códigos de conducta online implícitos, y no es raro ver comentarios «incómodos» en fotografías o actualizaciones de estado.
El uso principal de Facebook, por parte de muchos padres de adolescentes, es ver qué están haciendo sus hijos. Esto, claramente, no invita a los más jóvenes a maximizar el uso de Facebook.

Otra causa importante es la -por ahora- supremacía de WhatsApp como aplicación de comunicación móvil. Facebook, incluso con su nueva aplicación de mensajería, no puede superar a WhatsApp en funcionalidad, facilidad de uso ni base instalada.

El impacto que tiene esta situación en el uso de Facebook como plataforma de marketing es evidente: cuánto más jóvenes sean quienes componen el segmento objetivo de la marca, menos efectivas serán las campañas.